Puede parecer increíble pero el aislamiento deficiente de un hogar es el culpable de la pérdida de hasta el 65% de la energía que se consume en un inmueble. Conseguir una vivienda que sea mucho más eficiente es tan sencillo como mejorar el aislamiento, y para ello no necesitamos de una gran obra.
Sistemas como los techos de tejas aumentan el aislamiento de un hogar de manera rápida y sencilla. Además, el tejado es la parte más importante de un buen aislamiento térmico, puesto que es la parte de un hogar donde más energía se pierde.
Ahorro energético
Aislando correctamente reduciremos hasta en un 50 % el consumo de energía, por lo que reduciremos nuestra factura de electricidad y gas natural.
Veamos cómo se pierde la energía según la zona del inmueble:
- Muros exteriores 30%
- Tejado 35 %
- Renovación de aire 10%
- Ventanas 13%
- Suelos 7 %
- Puentes térmicos 5%
Mucha gente se pregunta por qué la mejora del aislamiento se traduce en un ahorro energético. En este sentido es vital saber que un buen aislamiento evita que el frío entre en nuestra vivienda, así como que el calor salga, por lo que la temperatura del interior será más estable. Gracias a esto necesitaremos de menos energía para conseguir una temperatura de confort en nuestra vivienda. Además, si conseguimos ahorrar energía en climatización, también conseguiremos ahorrar en agua, consiguiendo un beneficio económico extra.
Sin embargo, el ahorro energético no es el único beneficio de un buen aislante térmico:
- Confort térmico: Mediante el aislamiento térmico obtendremos un confort térmico mucho mayor en el interior de nuestra vivienda, sin necesidad de usar al máximo los sistemas de climatización para conseguirlo.
- Confort acústico: Mediante el aislamiento obtendremos absorción acústica, reduciendo el ruido aéreo y estructural y aumentando el confort acústico.
El aislamiento: la clave para el ahorro energético
Reforzar el aislamiento en la construcción de edificios es un punto clave en el ahorro energético. En este sentido, en España es obligatorio cumplir la Directiva de Eficiencia Energética.
En el año 2007 se aprobó el RITE, un Real Decreto que mejora el reglamento de instalaciones térmicas. En dicho reglamento vienen indicadas diferentes acciones a realizar para aumentar el rendimiento energético de los equipos de frío y calor.
Además de esta normativa, a nivel europeo existen varias normativas relacionadas con el consumo energético, así como acerca del sector del suministro de energía y también los sectores de usuarios finales. Entre este tipo de normativas destacamos la CEN/TC 89, que es una norma para la estandarización en el terreno de la energía que se debe aplicar a edificios, en particular a la transferencia de energía que se produce a través de los componentes de los mismos y el aislamiento térmico. Esta norma incluye reglas para expresar las propiedades y los requisitos térmicos que son pertinentes, así como para el cálculo y métodos de prueba, el data entry de indicadores climáticos y los efectos de la humedad. La norma anterior a esta, la 88, está referida acerca de los materiales y productos para el aislamiento térmico.